E N
M I O
P I N
I O N
En
Pereira, Colombia, mi ciudad natal, se realizan a finales del mes de agosto, en
homenaje a su creación, unas magníficas celebraciones conocidas como “Las
fiestas de la cosecha”. En mis épocas de muchacho para mí era esto todo un
espectáculo maravilloso, pues había fanfarrias populares, reinados, desfiles,
rusticas casetas de baile, así como elegantes jolgorios en los clubes más
conocidos de la ciudad, todo rodeado de un sano y seguro ambiente.
Pereira,
por ser una población de herencia cafetera hace al tiempo homenaje especial a
la siembra y luego recolección del café, bebida deliciosa del tipo suave,
derivada de este producto de nuestra tierra y de otras vecinas, lo cual ha
gestado un nombre para tan bella región conocido como el del “Eje cafetero”, el
cual abarca en su extensión a los tres departamentos de Caldas, Quindío, y
Risaralda.
Hoy
en día el lugar ha dado paso a que las antiguas casonas del campo se conviertan
en lugares hoteleros de pocas habitaciones los que le dan al visitante una
impresión ecológica muy agradable. El estar allí, degustando las comidas
nuestras del tipo “abuelas”, hacen resaltar en los paladares unos gustos bien
buenos de sentir y recordar.
Comparando
este bello paisaje con la vida misma, diría que lo que se siembra es lo que se
recoge temprano o tarde, y se devuelve
incrementado, aplicándose ello con excelencia, tanto a productos agrícolas como
el café, como a nuestras acciones en los procederes. Somos lo que hacemos y
recogemos lo que sembramos y de allí ello será el resultante de cuan bien o no
tan bien, hallamos actuado durante las diferentes etapas de nuestra existencia.
Miami,
Agosto 23 de 2014
Invito a bajar mi cuarto libro y leerlo entrando a Caperucita morada y el ego feroz
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