Ay mijito, que neura…
Parodiando
al inolvidable Porfirio Barba Jacob en su célebre poema “Canción de la vida profunda”
he traido a mi memoria un párrafo que dice “Y hay días en que somos tan
sórdidos, tan sórdidos, como la entraña obscura de oscuro pedernal; la noche
nos sorprende, con sus profusas lámparas, en rutiles monedas tasando el bien y
el mal”, me parece con el , recordar aquellos principios de nuestra jornada en
los que nos levantamos por el lado equivocado de la cama con unos grados de
neurosis que no tienen ni ton ni son.
Lo
anterior se basa mucho en aquello que, según el gran Montaigne “El hombre es
una cosa vana, variable y ondeante...” y por tanto nos dejamos llevar
innecesariamente por pensamientos y acciones negativas que nos ponen a vivir
maluco y hacer lo propio con quienes nos rodean, saliéndonos de casillas sin
mayor motivo o provocación.
Y
será esto permanente? La verdad es que no, puesto que en la realidad quizás los
únicos que no se devuelven son los ríos y por tanto el volver a enderezar el
rumbo, cambiando nuestra mala disposición hacia una mejor, será el proceso más
aconsejable en la ruta al cambio lo cual nos conducirá inexorablemente a
sentirnos mejor y a que los demás disfruten al tiempo de nuestra compañía.
Miami,
Agosto 16 de 2014
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