Por: Ricardo Tribín
Acosta
Que
cosa tan sobada resulta el aprender a comportarse sin sobre reaccionar ante
la incómoda presencia de un sentimiento desagradable,
motivado muchas veces por la actitud agresiva de otra persona. Creer que no
incomodarse ante un rechazo o desprecio sea tarea fácil, es algo que bordea un
poco lo ilógico. Sin embargo que esta incomodidad persista por un buen rato,
incluso por días, meses, o años, es otra
cosa, la cual se puede evitar si conscientemente hacemos el esfuerzo de que
esto salga pronto de nuestra mente y por ello quede debidamente depositado en
el rincón de los olvidos.
La
sobre reacción inmediata cuando un insulto llega se logra eludir si mentalmente
hacemos lo posible para evitar que ello nos avasalle y conduzca a reaccionar de
manera defensiva - agresiva de inmediato, la cual en una buena cantidad de
oportunidades podrá impedirse si respondemos, no con un puño o un insulto, sino
expresando claramente el sentimiento que percibimos y a la vez demandando de la
otra parte el debido buen tratamiento y respeto que nos merecemos.
Miami,
Noviembre 8 de 2014
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