Hambre y cruceros
He tenido la feliz oportunidad de ser un ocasional participante en los cruceros
marítimos y siempre he escuchado la cantidad de bromas que se hacen alrededor
de lo que allí se come lo cual, para definir en pocas palabras, es muchísimo y,
en no pocos casos excesivo y no necesario.
Los "Buffet" de desayuno, almuerzo y comida tienen tal variedad y
cantidad de alimentos que, resistirse a la tentación de comer, es tarea más que
titánica. Por ello esto de que se va la gente a conservar la línea durante la
travesía es una broma bien sarcástica puesto que al finalizar no resulta
extraño que el pasajero termine con varios kilogramos demás.
Me pregunto, pues he visto siempre bastante comida no consumida que sobra, qué
se puede hacer con ella puesto que almacenarla requiere unas neveras grandes y
costosas sin que, como en todo no negocio, no exista al respecto una relación
beneficio- costo.
Se me ocurrió entonces elucubrar en que sí se alojan en refrigeradores y al
llegar a los puertos se hagan donaciones de estas comidas a los bancos de
alimentos para la gente pobre, pensando entonces que , con las deducciones
tributarias que estas generen, se paguen las refrigeradoras por sí solas, esto
sería un proceso distributivo en el que participarían tres espectadores: las
líneas de cruceros, los gobiernos, y los pobres, pensando que quizás con esto
podría reducirse un poco la cuotidiana hambruna, al menos para unos pocos.
Miami, Octubre 25 de 2014
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