La culpa no es de la
tortuga
Sentir
culpa, vergüenza y preocupación excesivas o habituales, parecen ser elementos
comunes en un buen número de personas, derivadas ellas de formaciones sociales
y culturales que viven arraigadas muy al fondo de la mente de las gentes. Por
eso la culpa, especialmente la tan frecuente del tipo sexual, a menos que se
entienda bien y se asimile a fondo, se vuelve prácticamente en compañera de una
vida y, salir de ella, a veces es tarea de marca mayor.
La
vergüenza, casi que como subproducto de la culpa, se refleja muy hondamente en
la personalidad de los individuos, los cuales, cuando quieren zafarse de yugos
obsesivos provenientes de ellas, les resulta bastante difícil. Y la
preocupación sin motivo?, pues esta vive en la mente como clara manifestación
del temor que conduce a pensar en manera errónea.
La
culpa reside en el pasado, y la preocupación en el futuro. Ambas, por no estar
en el presente, son manifestaciones claras de un ego desvirtuado. La consigna
será entonces aprender a manejar esa mente que nos habla tantas sandeces y, las
que debidamente neutralizadas, nos permitirán vivir en libertad, alejados a la
vez de los remordimientos injustificados.
Miami.
Octubre 4 de 2014
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