EN MI OPINION:
Aguaceros
los hay por doquier, incluso con bautizo propio. En mi época de niño y
adolescente, era muy común hablar del
aguacero de las dos de la tarde , viviendo en la “querendona,
trasnochadora, y morena”, como definía a mi bella ciudad natal, Pereira, el
gran maestro musical Luis Carlos González Mejía, autor de muchas y magnificas
composiciones en las que se destaca universalmente “La ruana”, la cual es el
precisamente el “abrigo del macho, macho”;. Todo el mundo estaba entonces
“preparado y listo”, de manera similar a
como, cuando en los partidos de futbol, así lo anunciaba el “colorado”, Carlos
Arturo Rueda Convers.
En
esta ocasión quisiera hablar de los aguaceros emocionales que a veces se nos
presentan, programados, o no, los cuales nos bambolean, cual chubasco común y
corriente. Estos son sorpresivos y otras veces anunciados, los que fueren como
fuesen nos afectan en mayor o menor grado de intensidad.
Un
verdadero logro consiste en terminar el día en paz, a pesar de las tormentas, y
para este propósito se hace más que conveniente el mantener en todos los
momentos y situaciones la cordura, la serenidad, y la calma, evitando de esta
manera cualquier estrago indeseable que en nuestros sentimientos pueda llegar a
ocurrir.
Miami,
Mayo 24 de 2014
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